Los miembros de las familias empresarias tienen un nivel de exigencia muy superior a las familias no empresarias. Las familias empresarias necesitan tener una doble competencia.
La doble pertenencia (a la familia y la empresa) exige la capacidad de relacionarse simultáneamente en contextos diferentes (esto es una oficina y las reglas son las propias del ámbito laboral; ahora estamos en casa, bajo reglas familiaresy nos comportamos como padres e hijos o como hermanos). Hallar soluciones creativas a esta dificultad es el resultado de comunicarse sobre la comunicación (metacomunicar), es decir, acordar dónde, cómo y cuándo deben utilizarse unas u otras reglas.
Las familias de doble competencia han desarrollaso esta doble capacidad de comunicarse adecuadamente en ámbitos distintos (familia y empresa) y ello es una condición necesaria para que la familia pueda combinar con éxito la vida familiar y el trabajo conjunto.
